jueves, 4 de enero de 2018

Brevet 600 CC La Purisima

Cuatro días después de terminar con el Super Randonee, teníamos el 600 del CC La Purísima. Como el SR fue a ritmo tranquilo, y en tres jornadas, la recuperación fue total pese a a la mala climatología.
Así que el viernes por la noche nos dábamos cita en el lugar de salida de las brevets un equipo de lujo: Manolo, Gregorio y yo.

* 612 kms en 28h03 (21.8 kms/h) @ 122/163 ppm +8.954 mts


A eso de las 23h comenzábamos a rodar camino de Barqueros. Al principio, como es normal, en una animada conversación pero que no se vió ralentizada con el paso de la noche. Yo tenía mis dudas de cómo iba a sobrellevar el sueño, ya que es un problema recurrente en mí; pero, sorprendentemente, no tuve ni atisbo de somnolencia.

* Alineación de lujo en la salida.


Pasamos Bullas, El Chaparral, Cehegín... y si no recuerdo mal, sobre las 3 o las 4 de la madrugada llegamos a Caravaca. Primer control. Por supuesto misión imposible encontrar nada abierto para sellar. Ni una gasolinera. Continuamos rumbo de Archivel por el camino viejo, y Gregorio empieza a tener problemas con el sueño. En el pueblo, paramos para abrigarnos un poco, ya se empieza a notar el descenso térmico y nos disponemos a pedalear por el Campo de San Juan, que probablemente sea la zona más fría de toda la región de Murcia.


* En el Templete de Caravaca de madrugada.

Subimos el Alto de Fuente Mellina, El Sabinar... y mientras pedaleamos por las inmediaciones del Pantano del Turrilla comienza a amanecer, así que hay que ir pensando en desayunar. Sólo teníamos dos "balas": Nerpio y Pedro Andrés. En Nerpio preguntamos a unos vecinos y tras remitirnos al único bar que podría estar abierto a esas horas y encontrárnoslo cerrado, decidimos continuar hasta la vecina localidad de Pedro Andrés para desayunar en su hostal.

 * En la puerta del Hostal de Pedro Andrés.

Una vez allí nos lo encontramos cerrado. Mal asunto. Buscamos por el pueblo otro bar o una panadería donde poder comer algo, pero no tenemos suerte. Teníamos que parar aquí sí o sí, ya que los siguientes 80 kilómetros no había lugar alguno para comer algo. Como Manolo tenía el teléfono del propietario del Hostal, decidimos probar suerte, pero no lo coge. Tras un rato de dudas, no queda más remedio que continuar tirando de lo que llevemos encima, no podemos perder más tiempo. Cuando habíamos recorrido tres o cuatro kilómetros suena el teléfono: es el dueño del Hostal. Le contamos la situación y muy amablemente viene a abrir para que desayunemos. Nos ponemos hasta arriba, pero hemos perdido más de una hora.
La carretera que lleva hasta el puerto del Pinar es un problema recurrente en nuestros recorridos por la zona. Con calma para evitar averías la pasamos. Descendemos el puerto del Pinar y subimos la Losa. Puerto tendido, ideal para subir en estas circunstancias ya que no exige grandes esfuerzos para subir a una buena velocidad de crucero. Coronamos y empezamos una zona rapidísima con un trazado favorable por las faldas de la Sagra y las inmediaciones de Huescar hasta llegar al embalse de San Clemente, donde el viento nos echa un cable dándonos a favor para intentar recuperar el tiempo perdido en el desayuno. Yo me encuentro con unas sensaciones muy buenas, con mucha fuerza y vamos haciendo camino a buen paso.

* Arrancando la segunda parte del puerto de Tiscar.

El mediodía hace acto de presencia y toca rancho. Paramos en Castril a darnos un homenaje y reponer fuerzas. Llevamos 250 kilómetros y las piernas están intactas. La cosa no pinta mal pero no conviene descuidarse. Al salir del pueblo pasamos por la presa del embalse de El Portillo y una buena encerrona en forma de subida justo después, que, con el estómago recién lleno, se me atraganta un poco. Nunca mejor dicho.
Una vez superado, por unas carreteras rectilíneas y eminentemente favorables, ponemos rumbo a Pozo Alcón. Cruzándonos antes con una romería bastante numerosa. Llegamos al pueblo tras una recta larguíiiisima, y lo atravesamos. Tarea que nos lleva un rato. No había pasado nunca por aquí y me sorprende encontrar una población tan grande.
Tras Pozo Alcón, comenzamos el puerto de Tiscar. No lo había subido y le tenía bastantes ganas. Se divide en dos zonas separadas por un descansillo bastante largo. Una primera parte entre campos de cultivo y curvas de herradura y una vez coronada la primera cima, se entra en un bosque para acometer el descenso y la segunda parte del puerto. Sin grandes rampas, la verdad es que lo disfruté bastante. Gregorio tiró para delante y Manolo y yo subimos hablando algo más relajados. Arriba nos reagrupamos al encontrarnos otra romeria que va ocupando toda la carretera, tras perder un buen ratazo yendo detras de ellos, me decido a preguntarle a un romero que hasta donde iba la romería, y me encuentro con la simpática respuesta de "si se te ocurre adelantar a la virgen te hincho a hostias". Con un par de huevos.

* Si la adelantaba, me hostiaban.

Iba hasta Quesada, pero por suerte se tomaron un descanso en la cima del puerto, momento que aprovechamos para adelantarles y seguir nuestro camino. Otro buen rato perdido. El descenso a Quesada es entretenido y rápido y voy abriendo camino, cogiéndole el relevo a Gregorio que es quien suele encabezar los descensos. Echamos agua en Quesada y hasta Cazorla tenemos un tramo feo, entre cultivos y con bastantes repechos. Allí otra parada para merendar y sellar, aunque muy a pesar nuestro la merienda fue bastante frugal. No tenían de nada en el bar donde paramos, el tiempo apremiaba y no era cuestión de perder más tiempo buscando otro sitio.

 * Curva de herradura en el puerto de Las Palomas.

En Cazorla tuvimos la cagada del día. Gregorio se adelanta en la salida y Manolo y yo seguimos el track, que no iba por el recorrido "normal" para salir del pueblo. Pensando que Gregorio seguía por delante, avanzamos en su búsqueda, pero iba por detrás. Empezamos el puerto de Las Palomas y ya íbamos bastante escamados de no haberle dado caza, así que decido subir yo más rápido para ver si lo pillaba. Pero nada. Cuando Manolo llega a la cima decidimos bajar tranquilos mientras decidimos qué hacemos. Por suerte en Arroyo Frío, en en corazón del Parque Natural de Cazorla, recibimos una llamada de Gregorio desde la cima del puerto. Seguimos muuuuy tranquilos esperando que nos pille, sabiendo que es un buen bajador y no le costará trabajo, como así fue.

 * Panorámica de Cazorla desde el mirador de Las Palomas.

Ya íbamos oliendo el final de la jornada, pero el cansancio empieza a hacerse presente mientras vamos dando relevos por la carretera del Tranco. Las fuerzas no van parejas y es difícil dar relevos a la perfección, por lo que se producen desajustes que hacen que gastemos más de lo que ahorramos, así que dejamos de darlos mientras pasamos la presa del Tranco.
Salimos del Parque por Cortijos Nuevos, a los pies del Yelmo, por donde pasamos la semana anterior en el SR. Se hace de noche y hay que parar a poner luces y chalecos. Hasta Siles nos faltan unos pocos kilómetros pero picando hacia arriba, sobre todo cerca del pueblo. La fatiga hace que estos últimos kilómetros de la jornada se hagan largos, a un ritmo cansino.
Ya en Siles cenamos como leones en el Hostal y tras una ducha reparadora nos vamos a la cama.

* Cansancio+cena+chupitos= caer inconsciente en la cama.

Temprano nos ponemos en camino, con un frío de cojones que se mitiga subiendo el puerto del Arenal, pero vuelve a pegar duro al bajarlo y, sobre todo, en Riopar y la zona de El Laminador, hasta encontrarnos con las primeras rampas de El Peralejo, ya de dia con el sol calentando un poco.
Tras superar el binomio Arenal-Peralejo, ya es todo favorable hasta Murcia, excepto alguna pequeña zona ascendente.

 * Manolo y Gregorio en la encerrona antes de Férez.

Con los cuerpos ya calientes, y sin fatiga, si que hay entendimiento en los relevos y vamos haciendo kilómetros rapidísimo hasta llegar a Elche de la Sierra, donde damos cuenta de un buen desayuno que nos permita tirar hasta acercarnos a Murcia. De Elche de la Sierra a Férez nos encontramos con lo poco que queda de subida. Poco a poco damos cuenta de ella y reemprendemos la rápida marcha hasta que, cerca de Calasparra, viene a nuestro encuentro Ginés, compañero de salidas de cada domingo que viene a acompañarnos hasta Archena, penúltimo control del brevet. Antes de llegar allí, hay que remontar el Alto del Cagitán, Fuente Caputa, y el Alto de Yechar. Todos ellos de poca entidad y, por suerte, con viento de culo.

 *Última zona dura del brevet.

En Archena, oliendo a meta, paramos a comer algo, acompañados de Natalia y Jose, que vienen a saludarnos y a echar una Cocacola con nosotros, cosa que se agradece. Cuesta arrancar, el cansancio y la buena compañía hacen que nos demoremos más de lo debido en esta parada, pero hay que poner punto y final al brevet. Sin prisa y disfrutando de los últimos kilómetros (pero no de la carretera de Alcantarilla y su millón de semáforos) vamos poniendo punto final a esta aventura. Dos días de ciclismo acompañado de buena gente y con un recorrido duro (casi un SR), pero muy bonito.

* En Murcia al acabar.

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